Escribo esto con gran ánimo y con mucha esperanza; Los muchachos del equipo de Cuernos Largos de Aguascalientes, categoría “Midget” a quienes tengo el honor y el privilegio de “couchear” junto con otros amigos, han logrado superar sus retos en la temporada y se han dado cuenta del gran don que Dios les dió en términos de talento, corazón, actitud y fortaleza. Pasaron a semifinales ganando su último partido de una manera contundente y ahora se enfrentarán al equipo ampliamente favorito de la liga, los Borregos del Tecnológico de Monterrey campus Estado de México. Un gran reto sin duda, pero estoy convencido de que lo más importante en el fútbol americano se desarrolla dentro del emparrillado, y ahí lo que realmente cuenta no son los recursos del equipo, no es la experiencia del equipo, no es el staff de coucheo. Lo que realmente cuenta dentro del emparrillado entre los once contra once jugadores que se enfrentan, es el corazón. Quién tenga más corazón será el equipo ganador. De eso estoy convencido y esa es mi fé.
Pero ¿que significa eso de tener más corazón? ¿Acaso los que tengan una condición cardiaca atípica serán favorecidos? Por siglos la humanidad ha referido al corazón cualidades emocionales positivas o negativas, esas cualidades se refieren a actitudes como el amor, la pasión, la entrega, la bondad, el valor, el odio, la apatía, etc. Cuando decimos ‘quién tenga más corazón’ nos referimos a quién tenga ‘mejor’ corazón por supuesto, eso elimina las cualidades negativas como apatía, odio, temor.
Todas las cualidades o actitudes positivas como la pasión, entrega, bondad, valor, etc. Se pueden englobar en el amor, así me atrevo a decir, que en el fútbol americano en general y en nuestro juego del próximo fin de semana en particular, el equipo que tenga más amor será el ganador.
Esto puede parecer contradictorio y antagónico o incluso incongruente, ¿como que el equipo con más amor ganará un encuentro de fútbol americano? ¿que no se trata de golpear más al adversario? ¿No es el objetivo nulificar sus esfuerzos, eliminarlos de la contienda, borrarlos del marcador? Imagino alguna persona con una mentalidad superficial e inmadura pensando “¡para ser un ganador se tiene que brillar a costa de los demás, no amarlos!”. Me niego a aceptar eso.
Mi razonamiento es en realidad muy simple, el equipo que tenga más valor para ejecutar sus asignaciones aún cuando sepa que esto involucra enfrentarse a un adversario más grande, el equipo que se entregue por completo a realizar bien sus jugadas, el equipo que tenga la suficiente bondad para hacer su parte del trabajo aún cuando este no sea tan notorio como otros, el equipo que tenga más amor a lo que hace, que tenga más amor al fútbol americano, que tenga más amor por sus compañeros y por sus colores, ese, será el ganador dentro del emparrillado.
Por supuesto la cuestión del amor es una cuestión de fuerza de voluntad, es decir, hay que querer amar, el amor no es algo fortuito o accidental, no se siente por accidente, amar involucra tener la voluntad de hacerlo, entonces ¿quién tiene más amor? El que tiene más deseo de ganar. ¿tiene esto algo que ver con recursos? Por supuesto que no.
Por ejemplo, un guardia que se enfrente con coraje y con valor a un tackle defensivo, que se entregue sin reservas exponiendo su integridad física para que su compañero corredor pase por el hueco que debe abrir, ese guardia tiene más corazón. Tiene más amor. Tiene más deseos de ganar.
Otro ejemplo, el corredor que ataca el hueco que abrió el guardia, que corre con valor aún sabiendo que le pueden hacer una fuerte tackleada, que tiene el coraje de enfrentar a la defensiva secundaria él solo, que se entrega en cuerpo y alma para acarrear el balón lo más lejos posible, que tiene la bondad de exponerse para lograr una anotación que podrá hacer que el resto de sus compañeros sientan la alegría inmensa de ver coronado su esfuerzo con una anotación, ese corredor tiene más corazón, tiene más amor. Tiene más deseos de ganar.
Un último ejemplo, El defensivo que tiene el valor de enfrentar al adversario que lo quiere sacar de la jugada, que tiene el coraje para enfrentar y dominar al corredor de bola adversario que viene con determinación, el defensivo que entrega su fuerza y habilidad para detener el avance contrario, el defensivo que tiene la bondad de sacrificarse para mantener su ventaja en el marcador, para evitar que anoten en contra de su equipo y poder así brindar la alegría del triunfo a sus compañeros, ese defensivo tiene más corazón. Tiene más amor. Tiene más deseos de ganar.
Así podría continuar posición por posición, pero creo que mi razonamiento quedó claro sobre tener más corazón, tener amor. Cada posición es de suma importancia dentro del emparrillado, si alguno no tiene suficiente corazón, suficiente amor, expone al equipo y si el adversario en esa misma posición tiene más corazón, comienza la aritmética de la desventaja, comenzamos a perder el encuentro. El equipo que tenga más ganas de ganar pondrá todo su corazón, lo mejor que hay en su corazón para lograr la victoria.
Este razonamiento también se aplica en condiciones adversas del juego, cuando el equipo adversario se coloca arriba en el marcador, hay que poner más corazón todavía, no podemos “descorazonarnos” en esas circunstancias, al contrario, hay que redoblar esfuerzos para remontar esa situación y darle la vuelta. Solo con más amor, con más ganas se puede hacer esta hazaña.
Según el sentido común de los conocedores de fútbol americano, este fin de semana no somos favoritos para ganar, según ellos por que Borregos es un equipo con más recursos, con más experiencia, con mejores coaches, con más jugadores, pero, ¿quién tiene más deseos de ganar? ¿Tienen ellos más deseos de ganar que nosotros? ¿Tienen más amor ellos que nosotros? ¿Tienen más corazón que nosotros? Yo sé que no.